Un dibujo de Ricardo Aguilar contiene ahora el excelente retrato de los pobres conjurados, justo en el momento en que eran sorprendidos en su estelar operación de comando académico. Hoy ese retrato circula casi como notitia criminis y, desde luego, como chiste que castiga la estolidez incontrolada de dos novatos en trance de ejercer el deplorable oficio de ambicionar ilusoriamente poderes irrisorios.
(“Ambición de poderes irrisorios”. Es que no se me ocurre en este momento otra frase para la triste infamia que registro y que Ricardo supo trasladar magistralmente a la crueldad infalible de la caricatura).
Por cierto, no recuerdo ahora si la sonrisa de la hiena fue capturada por el retratista.
domingo, julio 31, 2005
martes, julio 26, 2005
Un domingo en el Boulevard Grenelle
domingo, julio 24, 2005
Pájaros
Muy cerca andan los pájaros cantando. Todos los pájaron están cantando ahora en mi ventana. Lo hicieron hace años cuando otros les lanzaban piedras.
La universal ferocidad de la infancia, sus manos que espantaban.
Siempre los oigo, sin proponerme nunca descifrar lo que dicen.
Amanece. Amanece porque muy cerca están los pájaros cantando.
La universal ferocidad de la infancia, sus manos que espantaban.
Siempre los oigo, sin proponerme nunca descifrar lo que dicen.
Amanece. Amanece porque muy cerca están los pájaros cantando.
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